Todo comenzó en agosto del 2020, año en el que mi vida tendría un abrupto y agridulce cambio. ¡Al fin experimentaría la vida universitaria! Aunque, de manera parcial. El Covid-19 acechaba cada rincón, razón por la cual tendría un primer contacto algo confuso. ¿Quién habría imaginado que para asistir a clases no tendría que salir de mi propia alcoba?
Este periodo, que duró al menos año y medio, aportó una interesante lección a mi carrera universitaria, más allá de verme en la necesidad de reconocer un distinto modo de aprender, debí identificar nuevas formas de encajar en un entorno virtual, una realidad que en sus comienzos no palpaba.
Pese a que fue un reto conectar con un ambiente desconocido por medio de herramientas en las que era levemente diestro, no fue un obstáculo en la búsqueda de mi sueño. Fue entonces cuando descubrí la útil capacidad de adaptación, aquel instrumento que me abriría la puerta a una soñada posibilidad.
Una vez llegó agosto de 2021, la modalidad de instrucción cambió y las clases ahora serían híbridas. Unos días en clase y otros días en casa, números pares e impares. En fin, toda una estrategia meticulosamente pensada y cuyos efectos fueron positivos en el manejo de la pandemia. Sin embargo, sentí que atravesaba un segundo comienzo de un mismo proceso. Fui prepa dos veces. Parecerá extraño, pero fuera de ser un contratiempo, experimentar el comienzo en dos distintas ocasiones fue muy alentador. La impresión de los primeros días, los nervios que recorren el cuerpo, así como ver los rostros de aquellos nombres que veía seguido en pantalla, todo fue parte de la emoción de comenzar de nuevo.
Hoy día siento que me encuentro mucho más cerca de alcanzar mis sueños de lo que estuve en aquel momento. Han sido varios los peldaños que he escalado desde entonces. Alguno de los cuales recuerdo, el curso de literatura y diversidad. Cada reunión en el aula era como una nueva aventura. Recuerdo leer constantemente y disfrutar de cada una de las historias que enmarcaban la diversidad humana en su esencia pura. Otro de los cursos cuyo recuerdo sigue muy presente en mi memoria es el de introducción a las relaciones públicas, analizar el efecto de la comunicación en la percepción pública nunca había sonado tan interesante.
Cada momento ha sido crucial en la búsqueda de mi sueño. Cada día y semestre me han acercado más a mi anhelo. Sin embargo, aún queda camino por recorrer. Por experiencia, puedo decir que la magia de formarse se encuentra en la enseñanza que deja cada momento del camino.