Un acto de valentía

Estudiantes reciben beca don Luis Vigoreaux

Por: Ileana Roque Rodríguez

El pasado 16 de abril de 2024 tuve el honor de recibir, junto con dos compañeros del Recinto de Gurabo de la Universidad Ana G. Méndez, la Beca Don Luis Vigoreaux que otorga la Cámara de Representantes a estudiantes del área de Comunicaciones. 

La actividad, que fue celebrada en la terraza de la Cámara de Representantes, en el Viejo San Juan, contó con la presencia del hijo de Luis Vigoreaux, con el mismo nombre, y con la reconocida actriz Angela Meyer, como invitada especial. Para mí, su presencia y las anécdotas que contó sobre cuando trabajaba con Vigoreaux fue de lo mejor de la tarde. 

En el evento se proyectó un video sobre la vida del productor, así como se leyó una semblanza que trataron de resumir todas las aportaciones de Vigoreaux al campo de las Comunicaciones. Entre los presentes, hubo varios legisladores, funcionarios de gobierno y, claro está, familiares de los premiados, así como profesores. De UAGM- Gurabo, estuvieron presentes la Dra. María Vera, quien ejerce como profesora del recinto, y la Dra. Ivette Soto, directora del Departamento. 

El ambiente fraternal permitió que tanto mis familiares, como los de los estudiantes Eduardo Villanueva y Génesis Reyes, así como los profesores pudieran conocerse más. Hubo espacios para cuentos de la niñez, travesuras y talentos que no han aflorado en la vida universitarias como la música. Fue un momento acogedor; parecía que nos conocíamos de hace años; se sintió muy familiar. 

Confieso que, cuando llegó el momento de las premiaciones, me fui en uno de esos trances reflexivos que le suceden a uno en momentos importantes. Hice un recorrido de todo lo que pasé para llegar justo a ese momento. Mi hermana me despertó del trance para reconocer que fui uno de los tres estudiantes de la Universidad en ser electa para ese reconocimiento.  Ante mi asombro por ese logro, la profesora Vera me miró fijo y me dijo “esto te lo ganaste tú, es tuyo”. Fue ahí cuando me tuve que contener las lágrimas. Supongo que habrá notado cuando se me aguaron los ojos y tuve que fingir que me entretenía en el teléfono.

Vera quizás no sabe que ha sido mi guía y de lo agradecida que estoy con ella porque no me ha soltado desde la primera vez que decidí volver a pisar una universidad. Quizás no sabe lo mucho que me ha costado llegar ahí y todo lo que he tenido que dejar atrás o he perdido. Quizás no conoce de mis días malos, en los que me cuestiono si me he precipitado en ir por este nuevo sueño y si valdrá la pena. Me lo juego todo por esta carrera y nunca me había pasado cosa igual. Este acto de valentía, al fin, está rindiendo frutos.    
 

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